Mantiene su modo de pensar independientemente de la opinión pública.
Es tranquilo, tranquilo, paciente, no grita y no desespera.
Piense con claridad, habla con inteligencia, vive con sencillez.
Es del futuro y no del pasado.
Siempre tiene tiempo.
No desprecia a ningún ser humano.
Causa la impresión de los vastos silencios de la naturaleza: el CIELO.
No es vanidoso.
Como no anda a la cata de aplausos, jamás se ofende.
Tiene siempre más de lo que juzga merecer.
Está siempre dispuesto a aprender, incluso de los niños.
Vive dentro de su própio aislamiento espiritual, donde no llega ni la alabanza ni la censura.
No obstante, su aislamiento no es frío: Ama – Sufre – Pensa – Comprende.
Lo que usted posee, dinero, posición social, nada significan para él.
Sólo te importa lo que eres.
Desprecia la opinión propia tan rápido comprueba su error.
No respeta los usos establecidos y venerados por espíritus palos.
Respeta sólo la Verdad.
Tiene la mente de hombre y corazón de niño.
Se conoce a sí mismo, tal cual es, y conoce a DIOS.
Autor desconocido